miércoles, 30 de octubre de 2013

BIODISCOS Y BIOCILINDROS.- I

Los reactores biológicos rotativos consisten en unos sistemas de plástico porosos circulares y de gran diámetro (biodiscos) o bien en unas jaulas rellenas de material plástico (bioctlindros), montados en un eje horizontal y colocados en un tanque de hormigón o metálico.
Los discos o jaula giran lentamente mientras que, aproximadamente, el 40% del área de su superficie está sumergida en el agua residual. Inmediatamente después de que comienza el proceso, los organismos naturales de las aguas residuales se adhieren a la superficie de los discos o al material que se haya seleccionado para los biocilindros y comienzan su ciclo vital de tal forma que, aproximadamente en una semana, al arca superficial sé encuentra recubierta con una capa activa (biomasa) de un espesor de 1 a 4 mm. Esta biomasa es la responsable del tratamiento de las aguas residuales.
El reactor biológico, en su rotación, lleva una película de agua residual en contacto con el aire. El agua residual va cayendo desde la superficie plástica y absorbe el oxigeno del aire, mientras la biomasa activa elimina la materia orgánica y el oxígeno de la película de agua que quedó adherida.
La fricción entre las superficies del soporte de la biomasa y el agua hace que cuando ambas entren en contacto, se desprenda las biomasas en exceso y caiga al líquido mezcla. Esto evita que se obstruyan los canales o pasillos de los reactores biológicos y además se controle la población bacteriana, manteniéndose ésta constante. La rotación de los discos hace que, en la cuba, exista una agitación de fangos, permaneciendo éstos en suspensión hasta que son arrastrados al exterior por la velocidad del agua residual tratada, en donde serán separados y posteriormente tratados.

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