Las lagunas como vía de disposición final por evaporación (LE) o por evaporación e infiltración
(LEI), se pueden utilizar en zonas donde se disponga de suficiente área para su construcción. Por
las posibles molestias que pueden ocasionar (olores, mosquitos, etcétera), su aplicación real se
limita al área rural donde la disposición subsuperficial no es posible. No hay duda de que el uso
de lagunas LEI no pueden utilizarse en zonas de posible contaminación del manto freático.
Al igual que en los lechos de evaporación (ET), los factores climáticos influyen directamente
sobre el comportamiento de este sistema, especialmente en las LE.
El diseño se basa en lagunas de poca profundidad, 0,90 a 1,50 m, aunque se han utilizado
profundidades mayores de 2,50 m. El área se calcula para valores entre 0,07 a 0,60 m2 / (Ippd),
dependiendo de los valores locales de evaporación y precipitación. Como en estas lagunas no se
permite el vertimiento, es necesario igualmente prever un volumen de reserva para la época
lluviosa, por lo que no es extraño que presentes bordos libres entre 0,6 hasta 0,9 metros.
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