La estructura y composición del suelo ha sido aprovechada tradicionalmente, para la disposición
de residuales líquidos, por las propiedades y características del flujo del agua a través de los
poros o conductos entre partículas, y la retención de aire y agua en ellas, que permite el desarrollo
de poblaciones de microorganismos y otras formas de vida.
la acción filtrante del suelo permite retener materias orgánicas y sustancias inorgánicas no solo
por cribado físico, sino por intercambio iónico, absorción y efecto superficial de las partículas del
suelo.
Se desarrollan igualmente procesos biológicos, que actúan sobre los contaminantes
arrastrados por el agua según esta fluye por los espacios entre partículas. Estos procesos se
desarrollan mejor en suelos no saturados en que se ve aprovechan todos los espacios libres,
mientras que en suelos saturados, el agua Huye solo por los espacios mayores, recibiendo menor
acción de los factores físicos y biológicos.
Las cargas eléctricas superficiales de las menores partículas del suelo le permiten absorber
bacterias y virus, e involizar compuestos nitrogenados y fosforados, especialmente iones amonio,
que constituyen los componentes principales en residuales domésticos.
Si en el suelo prevalecen condiciones anaeróbicas, el amonio iónico retenido por las partículas
permanece sin transformaciones apreciables, pero en presencia del oxígeno, la acción de las
bacterias mirificantes lo transforman en nitratos solubles que son lixiviados y arrastrados por el
agua.
El movimiento de fósforo en el suelo es más limitado, ya que en función de su concentración,
puede precipitar con el calcio, hierro o aluminio y queda retenido por adsorción.
Las bacterias y virus quedan retenidos por acción superficial en los primeros 0,6 a 1,50 m de
infiltración por el suelo, donde son destruidos por acción de otras bacterias o por el prolongado
tiempo de permanencia en un medio desfavorable.
La aplicación continua del residual forma una capa que sella parcialmente los poros del suelo, lo
que reduce el flujo del agua a través del suelo notablemente, aún cuando no se produce oclusión
de la superficie filtrante. Para asegurar, una vida útil de un sistema de infiltración suficientemente
prolongada, debe diseñarse sobre la base de la infiltración a través de la capa adherida.
La
reducción parcial de la capacidad de infiltración de la superficie de contacto agua-suelo
contribuye a mantener condiciones del suelo no saturado, que asegura la presencia de oxígeno en
los intersticios entre partículas.
la capa adherida depende, en primer lugar, de la carga hidráulica aplicada por unidad de
superficie filtrante, y no es permanente, la porción de sólidos inorgánicos sufre la degradación
biológica, quedando solo adheridas las partículas inorgánicas suspendidas. Es importante que al
suelo no pasen grasas y aceites, ya que por su muy lenta transformación constituyen elementos
que sellan casi permanentemente los poros del suelo.
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